Los olvidados y la cifra negra

Entre la supervivencia y la delincuencia

En México hay miles de familias sin esperanzas, en los límites de la pobreza y la desesperación… Hay millones de olvidados, de personas que no causan preocupación alguna si un día simplemente desaparecen y que lo único que intentan es sobrevivir.

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Póster de la película  Despertar el Polvo

Para poner cifras sobre la mesa, en la Ciudad de México el 57% de los trabajadores trabajan de forma informal, son vendedores ambulantes sin derechos ni garantías, de acuerdo con la secretaria del Trabajo y Fomento al Empleo de la CDMX, Amalia García. A su vez, en una entrevista a Hari Sama, por su película Despertar el polvo, el director opinó que “Vivimos una indiferencia mayor, generalizada, la indolencia de los políticos, los empresarios, los mismos ciudadanos. Si México fuera una persona estaría al límite de tener que ser llevada a un manicomio.”

De la misma manera, la informalidad en el trabajo así como el entorno social se suelen considerar como factores determinantes para la dedicación a la delincuencia. Por ejemplo, en la misma entrevista, Hari Sama expresó “De lo que yo vi, en un lugar como El Campa es prácticamente imposible no dedicarse al crimen, yo salí de ahí diciendo ‘putísima madre, estamos en llamas’”.

A partir de lo anterior, es importante recordar que la violencia mexicana es un problema de seguridad pública que se traduce en muertes y efectos materiales y emocionales, así como una desconfianza a las instituciones, programas y responsables de ésta seguridad. De acuerdo con el texto La cifra negra de la delincuencia en México: sistema de encuestas sobre victimización” del Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, René A. Jiménez Ornelas, los ciudadanos optan por no denunciar un delito por temor a las represalias, la desconfianza de que se encuentren a los responsables o para evitar ser sujetos de chantaje o corrupción. La falta de denuncias forman la “cifra negra”.

Por otro lado, no debe olvidarse que existen estereotipos acerca de los delincuentes que condicionan la percepción de un hecho, por ejemplo en un estudio de Izaskun Ibabe, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco, se concluyó que algunas personas consideran que un individuo bien aseado y elegante no puede ser un criminal, por lo que siguen el estereotipo más básico de “lo que es hermoso es bueno”. Entonces, es más probable que un vendedor ambulante sea acusado de cometer un delito que una persona cuyos ingresos económicos son mayores y le otorgan una mejor ropa y mayor cuidado personal.

Por ello, debemos preguntarnos ¿qué pasa con los millones de mexicanos que viven en la pobreza, que no cuentan con un trabajo formal y que se ven empujados a la violencia? Simple y sencillamente son olvidados por todos los demás o son temidos y, por lo mismo, marginados. Ellos no forman parte de lo que consideramos nuestra sociedad, en todo caso, son amenazas constantes que deben ser eliminadas o limitadas a un campo de acción lejano. Quizá si nosotros fuéramos más humanos ellos tendrían más oportunidades…

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Mercado ambulante

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